domingo, 29 de julio de 2012

¡20 botellas de ron y una canción de curado!


1) En Chile, no hay chilenos.
2) Rectifico: en las calles no se ven chilenos.
3) Aclaro: las calles son el dominio de grupos sociales muy diferentes.
4) En la calle hay punkies, hay flaytes, hay pelolais, hay ancianos sin estilo definido, hay empresarios y gente bien vestida.
5) Vuelvo a decir: en Chile, no hay chilenos, o por lo menos en las calles.
6) Un chileno es un habitante de Chile.
7) En realidad no es uno, sino varios, pero ese “uno” debe considerarse no como individuo, sino como unidad dentro de la sociedad.
8) Recordemos, en la calle hay muchos grupos diferentes e incompatibles entre ellos.
9) ¿Entonces, qué hay en las calles de Chile?
10) De todo. Bueno, no de todo, pero si hay una gran variedad de estilos.
11) Y esa variedad nos indica algo importante: no hay unidad.
12) Lo que hay es originalidad, aunque esa originalidad muchas veces se limita a escoger alguno de esos estilos existentes y seguir los estereotipos.
13) ¡La originalidad, limitada, inunda las calles y nos hace sentir ajenos a nuestra sociedad!
14) ¿Es mejor la uniformidad?
15) Ya no lo sé. Ni siquiera puedo imaginar en qué consiste: nunca la he visto antes.
16) La uniformidad sólo se alcanza en algo específico: disconformidad.
17) Vivimos disconformes con lo que tenemos. Por eso buscamos algo diferente y caemos nuevamente en otro grupo.
18) ¡Palomas de la libertad! ¡¿Dónde están?!
19) Yo aquí observo pasar frente a mi ventana, una marea de gente tan dispar, como las nubes del cielo.
20) Y entonces… ¡un chileno brinda por su patria, cantando esta canción!:


Tentado por el dinero,
Un fanfarrón inocente,
Quiso cambiar el presente.
Pero en medio del camino
Se tapó sus ojos y oídos,
Y olvidando a su madre
Compró un fundo grande
Para hacer más dinero.

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