viernes, 8 de julio de 2011

Sobriedad



Ya llevo demasiado tiempo sobrio. La última vez que dejé de estarlo, - ¿Cómo fue? - Descontrol, recuerdos que se borran y conversaciones sin sentido. Pero, sentía que el mundo daba vueltas a mi alrededor. - ¿Y eso qué? - Mi mente volaba por los surcos incomprensibles de mis pesadillas (o quizás realidades). - ¿Qué significa eso? - El rígido exterior de pronto apareció como un movedizo suelo, y las figuras antes bien delimitadas, ahora ya no tenían líneas y había que adivinar sus formas. - ¿Y eso me gusta? - ¡Claro! - ¿No era lo que siempre había deseado? - Por supuesto, un mundo en que la realidad ya no tuviera sentido, en donde la libertad no estuviera limitada ni por las leyes de los hombres, como tampoco de la física, siempre ha sido de mi agrado.

El alcohol y el estado de embriaguez demostraron por fin lo que en verdad soy yo: un ente abstracto sin cerebro ni cuerpo, una silueta de persona mal hecha, algo muy despreciable y malvado, un error que no tiene nada bueno y falla en todo. Este de seguro es mi ser verdadero. - ¿Qué hay de mi yo actual? - Una marioneta de trapo, con un futuro incompleto y un pasado fragmentado, que siente como la realidad que creía cierta lo aprisiona en un mundo gris. Este yo está completamente acribillado, por las ordenes que gente con apellido y nombre conocido, emiten para acabar con la poca libertad que las leyes permiten.

Quizás llevo demasiado tiempo sobrio, amargando la garganta por tragarse tantas mentiras, y destrozando la inteligencia al cuestionar estas cosas que no deben ser pensadas. Pero en realidad, creo que estoy equivocado: Mi mente lleva demasiado tiempo embriagada por el dulce elixir de los deberes y las reglas. Quizás, necesito volver a estar sobrio alguna otra vez, y hacer florecer nuevamente mi ser auténtico.

Pero ahora… Debo volver al trabajo.

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