Cuando me pongo a pensar,
resulta ser muy tenaz
una idea que no puedo dejar.
Lo terrible es que no la puedo explicar.
Me pides que te lo diga,
y de mí se apodera la ira,
ciega, sin fundamento,
y no llega a algún pensamiento.
Esfuerzo vano. No te miento.
Porqué no lo intentas mejor,
entenderme, sin temor;
el irracional que ambos vemos.
Sabes, yo no sé qué sé.
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